Morosini, la fatalidad y la sonrisa

Pocas veces la fatalidad y la desdicha se centran tanto en una misma persona como ha pasado con Piermario Morosini. Este futbolista italiano falleció el sábado por el paro cardíaco que sufrió mientras disputaba el partido que enfrentaba a su equipo, el Livorno, ante el Pescara. Tenía sólo 26 años, y una vida llena de desgracias de las que se había sobrepuesto siempre con tesón y una sonrisa.

Mororini perdió muy joven a su madre, a los 15 años, y tan sólo dos después era su padre el que moría. No terminaron ahí las desgracias para este jugador que fue internacional con las categorías inferiores de Italia. Su hermano se suicidó, mientras que su hermana mayor padece una dura enfermedad.

Ninguno de estos golpes que le dio la vida le derrumbó... hasta que recibió el más duro, sobre el césped del Estadio Adriático. De éste no pudo sobreponerse como había hecho antes. El destino le jugó una última mala pasada, pero no le derrotó: no logró apagar su sonrisa.

Su novia, Ana Vavassori (una joven jugadora de voleibol), aseguró tras ver su cadáver que "parecía sonreír". Seguro que era así, seguro que sonreía. Las personas a las que la suerte les enseña su mala cara sólo pueden salir adelante redoblando esfuerzos, siendo optimistas cuando más cuesta, y con una sonrisa para hacer frente a todo y todos. Esa sonrisa con la que él se despidió.

Descansa en paz, Piermario Morosini.

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